Divide opiniones la enseñanza remota que implementó la UAM en el contexto de la pandemia
- David Sánchez.
- 11 jul 2020
- 2 Min. de lectura
A pesar de que las autoridades de la UAM han calificado al Proyecto Emergente de Enseñanza Remota (PEER), como un método capaz de replantear las estrategias pedagógicas y que brinda buenos resultados, las opiniones entre la comunidad académica y estudiantil se encuentran divididas.
En este sentido y como parte de un proyecto que está llevando a cabo VERAZ, se presentarán, a lo largo de un mes, diversas entrevistas realizadas a los alumnos de las distintas unidades académicas que ofrece la UAM. El fin que se persigue es dar puntos y contrapuntos en torno al PEER, mismos que surgen desde quienes son, quizá, el sector más importante de toda institución escolar.
En la primera entrega se ha entrevistado a Mariel Camacho, quien estudia la licenciatura en Comunicación Social en la UAM-Xochimilco, tiene 22 años y se encuentra en el quinto trimestre, enfocado en fotografía en la fase de taller.
Mariel considera que hasta cierto punto, la enseñanza ha sido fructífera, pues “se ha aprendido a usar las nuevas tecnologías y hemos avanzado en el conocimiento de esta forma de comunicarnos”; sin embargo, “no todas las personas tienen garantizado el acceso a estos medios”.
Por un lado, hay alumnos que no tienen la capacidad para adquirir un equipo electrónico, que a pesar de la buena voluntad de la universidad para repartir tabletas con internet, no alcanzaron un equipo. Por otro lado hay maestros de edad muy avanzada, algunos parcialmente capacitados y otros totalmente ajenos a la era de la información.
No obstante, manifiesta que el desarrollo integral del aprendizaje se vio afectado en gran medida, ya que no hubo espacios para trabajar con elementos que son esenciales en el manejo de la cámara, tales como un estudio profesional, en el que se aprende iluminación y el manejo de luces y sombras para las capturas.
Además, en las retroalimentaciones grupales se llegó al acuerdo de que el aprendizaje en el manejo de la cámara fue incompleto; sobre todo para los alumnos que no tenían conocimientos previos en la práctica.
Finalmente, señala que la principal complicación del trimestre virtual fue que se llevó a cabo dentro de nueve semanas, no en 12 como es habitual en la universidad. La consecuencia de esto fue que la carga académica, tanto de los alumnos, como de los maestros, fue bastante y muy pesada.
“Tuvimos que abarcar un programa que originalmente se cumple a lo largo de doce semanas, en tan solo nueve. Realmente los alumnos somos los que hemos tenido que pagar las consecuencias de un calendario que se viene modificando desde hace más de un año, cuando hubo emplazamiento a huelga por parte de los trabajadores de la universidad”.
Mariel tocó una fibra muy sensible: la huelga más larga que ha sostenido el SITUAM. Huelga que luchó por causas justas; sin obtener respuesta eficaz por parte de las autoridades.
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