¿Las profesiones tienen género?, entrevista a Guillermo Rangel Morales
- Luis Luna
- 26 jun 2020
- 6 Min. de lectura
Actualizado: 26 jun 2020

Los hombres son de venus y las mujeres de marte. Es un ejemplo de la distinción que toda la vida hemos escuchado en la sociedad, como lo podemos notar dentro de esta se presenta un gran conjunto de tabúes, los cuales afectan las decisiones de muchos jóvenes con respecto a las carreras que quieren escoger para dedicar su vida a esa área, esto y algunos otros ejemplos nos da la experiencia de Guillermo Rangel Morales, un enfermero de la Ciudad de México.
Él es un adulto joven de 36 años, siempre a las carreras, si tienes suerte de verlo en la calle es porque te estas pegando una borrachera a las 12 de la noche o porque sencillamente tienes esa peculiar suerte de saludar a este sujeto tan amable y sencillo, que, a pesar de sus objetos materiales y buen sueldo, no te priva de uno de sus buenos gestos y alegres saludos. En mi caso, tuve que esperar más de tres horas antes de poder observar las luces de su auto asomarse por la esquina de la calle, como casi todas las noches bajó y saludó a mi perro, mostrando una vez más su peculiar interés por ser un buen vecino.
La manera en que llega con un rostro cansado a su hogar después de una jornada laboral de casi 15 horas de trabajo, las cuales son distribuidas en los hospitales Darío Fernández Fierro y el Ajusco Medio, con una distancia de más de 12 km de recorrido entre uno a otro, lo que le provoca un agotamiento adicional de lo que vive en su trabajo. Al preguntarle qué es lo que le ayuda a sobrellevar estas largas jornadas laborales me contestó: “Después de 7 años de trabajo en verdad que ya no sientes las horas pasar, sí hay días muy pesados y más para un enfermero quirúrgico. Sin embargo, aprendes a disfrutar de lo que te gusta o bueno por lo menos es lo que yo intento hacer”. Una respuesta contundente pues me hizo reflexionar de lo importante que es su desempeño laboral para él.
Memo, como me dio la oportunidad de llamarle, llegó a la ciudad junto con su padre y madre, proveniente del pueblo de La Canela, Guanajuato. Al llegar a la ciudad comenzó a estudiar en escuelas católicas, su idea principal era llegar a ser un doctor, pues su principal ídolo era una -supuesta- doctora que ejercía en su escuela primaria “García Conde”, sí exacto, se refirió a ella como supuesta, ya que su gran sorpresa y uno de sus primeros acercamientos con su actual profesión fue el día que “la doctora” le confesó que en realidad era enfermera —Yo estaba haciendo un trabajo de la primaria, justamente estaba en último año y me dejaron escribir una carta a una persona a la cual yo admiraba y pues le hice una a mi mamá, para que no se molestara y otra obviamente a la doctora, que en el momento en que la leyó me dijo: yo soy enfermera no doctora. Obviamente la cara se me caía de la vergüenza— La experiencia de Guillermo no acabó aquí, según lo que nos menciona, ese día al llegar a su casa su padre le proporcionó una golpiza al escuchar de su propia boca que quería ser enfermero. Pues nunca estuvo dentro de sus planes formarse como médico, ya que, como me mencionó: “La medicina si lleva años de estudio y cuando acabas te das cuenta de que el médico no está en contacto con las personas […] la enfermería tiene más contacto con los pacientes y más oportunidad de convivir con las personas.”
Si bien sabemos en México la Enfermería ha sido considerada por muchos como una profesión femenina y la Medicina masculina, los resultados del estudio elaborado por el Sindicato de Enfermería Satse indican que estos profesionistas se destacan por presentar situaciones en las que un paciente o familiar ha hecho algún tipo de insinuación irrespetuosa con la intimidad del profesional e, incluso, ha protagonizado un comportamiento totalmente reprobable, por ejemplo, la típica mención de que un enfermero no puede ser un buen profesional por el mero hecho de ser un hombre.
Guillermo es un claro ejemplo de que estos hechos son totalmente absurdos cuando algo te apasiona, pues si bien este licenciado tuvo que enfrentar comentarios negativos inclusive de personas tan cercanas como lo fue su padre o el rechazo de una institución donde él consideraba estudiar.
Con relación a su formación como enfermero, en el 2002 después de lograr convencer a su madre para que lo apoyará con su sueño de desempeñarse en este papel y de engañar a su padre con respecto a la profesión que ejercería, logró entrar al instituto Marillac, una escuela que implementaba un proceso muy reciente de aceptación a hombres que quisieran formarse como enfermeros, desde su fundación en 1950 este instituto fue abiertamente conservador y exclusivamente para mujeres. Cuando Memo entra a esta escuela sufría de muchos malos tratos por parte de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, las monjas que administraban este instituto, pues no todas estaban de acuerdo con el ingreso de hombres a esta carrera -La posición que yo tenía de terminar mi carrera estaba firme y nunca deje que me quitaran esa convicción-.
Su vida es un ejemplo claro de lo que se sufre en México con respecto a las profesiones que están supuestamente destinadas para un género en específico, con respecto a este tema Guillermo y yo platicamos lo siguiente:
LL: El estereotipo que se impone en la sociedad que dice que el hombre tiene que ser el doctor y la mujer la enfermera ¿nunca te afecto?
GR: Al principio sí, desde que comencé a estudiar en el instituto las monjas te ponen un alto y te dicen “Alto, la enfermera tiene que ser mujer” después mis notas hicieron que algunas de ellas recapacitaron, se abrieran más en su forma de pensar y ya no tuvieron tanto ese Tabú de que tenían que ser puras mujeres en la carrera. Pero obviamente cosas como estas si te pegan, como que te frenan al propósito que tu tienes.
LL: ¿Tú crees que la religión se un factor para que no se acepten este tipo de casos?
GR: No, me he topado con mucha gente que al igual que las monjas son muy apegadas a la religión pero que son muy abiertas a este tipo de situaciones. Yo diría que el fanatismo religioso es lo que más influye a este tipo de rechazo, mucha gente que está muy loca con seguir los códigos de la biblia y eso, la misma gente cerrada que no acepta a las personas homosexuales, es esa gente la que alimenta a los “Tabús” y que no deja que la gente se dedique a lo que le gusta.
Este Tabú en la sociedad presenta un gran conflicto, así como lo dice la Doctora en Ciencias Sociales Karla Irene Martínez Méndez la cual menciona dentro de su tesis que “Entre las numerosas consecuencias que plantean estos cambios es importante interrogarse sobre las consecuencias que estas transformaciones pueden traer sobre los papeles genéricos de hombres y mujeres en la sociedad actual sobre todo de aquellos que han optado por profesiones consideradas como poco afines a su género, tal es el caso de las ingenieras y los enfermeros […] Las diferencias entre los individuos siempre han existido, estas diferencias están basadas en diversos argumentos como la raza, religión, el estatus, el género, entre otros. Estas dicotomías han persistido a lo largo de los años de manera constante a pesar de los numerosos cambios que se han presentado en la sociedad. El género es un factor de suma importancia cuando de diferenciación y discriminación se trata, el hecho de que existan una serie de indicadores que los hombres y las mujeres deben seguir a pesar de sus intereses y necesidades ha provocado gran desigualdad entre ellos”.
Podemos concluir lo dicho con una frase de Bella Abzug la cual afirmó “que la prueba para saber si puedes hacer un trabajo o no, no debería depender de la organización de tus cromosomas.” La sociedad poco a poco se va haciendo a la idea de que esto es un hecho y que en un país donde se supone que la libertad está en todos los rincones, todos sin excepción alguna están libres de escoger libremente a lo que quieren dedicar su vida.
Comments