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Crónica de un músico en cuarentena

  • Foto del escritor: Sara Cedillo
    Sara Cedillo
  • 15 jul 2020
  • 3 Min. de lectura

Remontémonos antes de la cuarentena; Despertaba como cualquier día, al lado de mi esposa, su cabello tan negro y largo, tenía ese hermoso aroma a incienso. Me senté al borde de la cama, la alfombra roja tipo terciopelo que estaba en mis pies, me hacía pensar lo afortunado que era, al pararme de esa cama donde esa bella mujer dormía plácidamente, me puse una bata verde que me llega a los talones.

Abrí la puerta de color blanco, y me dirigí a través de un pasillo lleno de discos de las bandas que más amo, a la cocina para preparar café, puse en la tetera el agua suficiente para las tres personas que vivíamos en casa, al mirar a el cuarto consiguiente, en donde están todos los instrumentos, recordé, que teníamos que dirigirnos en la tarde a la plaza, para dar nuestra presentación de cada fin de semana, en ese momento de hundirme en mis pensamientos, la tetera empezó a sonar, con ese silbido escandaloso, mi hijo de despertó , preguntando:

-¿Qué canciones nos tocan hoy pá?-

Yo le dije que, hoy le tocaba hacer la lista y que le llamara a Hugo para ver si llevaría su bajo. En unos momentos después, Gloria se despertó, su bata tipo hindú, se le veía como la primera vez que la vi hace más de 15 años. Gloria aparte de ser mi esposa, es la baterista de la banda. Y su forma de tocar, es la que más impacta, ya que al momento de que ella se sienta atrás de la batería, y toma esas baquetas, se convierte en alguien diferente, su cabello de color de la noche se mueve tanto que es increíble. Es hipnotizante, es condenadamente bello.

*** llegábamos al quiosco, y poníamos la alfombra color verde con, después poníamos la batería, los tripies para los micrófonos y las guitarras, llegábamos, el quiosco, es tan bonito con su techo de madera, y su cristales de colores, daban ese ambiente psicodélico de los 60´s. tan bellos eran esos años, y yo era tan joven.

Al llegar a gente se acumulaba, y empezábamos a tocar cualquier canción de rock and roll clásico, la gente nos aplaudía, veíamos sus caras, algunas eran tristes o melancólicas, algunas eran felices, otros simplemente no les importaba; pero al tocar la gente estaba en una sola sintonía, no importaba si eran canciones de Elvis o de The Doors, todos alguna vez hemos escuchado alguna canción de estos muchachos.

No solamente nos presentábamos en la plaza, nos presentábamos en fiestas donde nos contrataran o en donde cayéramos.

Mi hijo y yo dábamos clases de guitarra; varias veces le dimos clases de guitarra a una niña como de 10 años, siempre venía con su guitarra acústica color azul y su papá, que es una persona mayor de edad. Nos hacía platica acerca de las cosas que él vivía, el señor y la niña al pasar el tiempo, se convirtieron en conocidos, y a veces, cuando los llegamos a encontrar en la calle nos saludamos, ahora esa niña, yo le calculo como unos 20 años, siempre me saluda como su maestro.

*** hace pocos días vi a mi alumna, pero ahora, la vi en una situación diferente; el día era nublado, y yo estaba con algunos de mi banda tocando, pero esta vez, no era para complacer a la gente; por esta pandemia, no hemos podido tocar y mucho menos tener el dinero suficiente para tener los alimentos básicos.

Así que nos pusimos afuera de un lugar en un puesto de mercado, y tocamos, al costado había una mesa en el cual, habían unas cuantas cosas, como frijoles, azúcar, sopa, y de esa mesa colgaba un cartel que decía apoyo para los músicos ante el covid-19, ella se acercó y dejó algo sobre la mesa, no puse distinguir, ya que había algo de gente, pero se lo agradecí tocando una canción que a ella le gustaba, es de Elvis Presley.

Cuando termine de tocar la canción, empezó a llover y todos empezamos a correr para que los instrumentos no se mojaran, mi compañero de vida Hugo, dijo que la situación estaba horrible.

Que muchos músicos, estaban en situaciones de vulnerabilidad.

Entramos a mi casa, y nos desinfectamos, y desinfectamos los instrumentos, después tomamos un café, mi esposa, Gloria, estaba en el auto, está un poco enferma, pero gracias a lo que sea, es solo una gripe.

Mi hijo creció y ahora tiene una familia, me preocupa lo suficiente, para hablarle todos los días, pero no poder abrazarlo.

Esta pandemia, no solo nos robó la música, si no, nos quitó parte de nuestras vidas, que a veces veo muy difícil de acabar, y me pregunto

-¿Qué pasara con las demás personas que nos dedicamos a la música?-

A veces, siento esa angustia, no solo por mi, igual por todos los músicos, me desalienta, pero espero no dure para siempre.

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