La Universidad, un medio para sobrellevar la pandemia.
- David Sánchez.
- 15 jul 2020
- 2 Min. de lectura
Desde que se implementó la Jornada Nacional de Sana Distancia en México a causa de la COVID-19, el mundo se ha modificado abruptamente, asistir a la universidad ya no es habitual; conversar con mis compañeros sobre los temas de clase ya no es posible; la interacción con mis amigos en los jardines de la escuela se echa de menos; y ahora surge una principal preocupación: la salud mental y la estabilidad emocional.
La manera en que he vivido la pandemia está llena de altibajos, ha sido una lucha constante conmigo mismo para sobreponerme a las condiciones que ofrece la nueva normalidad, una lucha constante para superar la normalidad que fue, y una platica frecuente con mi ser para encontrar motivaciones.
Recuerdo que cuando nos notificaron de que las vacaciones se iban a extender por más de un mes, mi alma sintió un ligero alivio, pues el trimestre previo a la pandemia fue sumamente demandante y desgastante. Por esa razón, mis amigos y yo decidimos celebrar -como en cada fin de trimestre- con cervezas en un lugar de la ciudad.
La conversación giraba en torno a lo increíble de la situación, algunos mantenían su espíritu escéptico, “la verdad dudo mucho que eso exista”, mencionaba alguien en la mesa. “Puede ser muy mortal para la humanidad, en un descuido nos carga la chingada”, comentaba otro, cuando aún no había estudios científicos que sostuvieran que los más afectados son los adultos mayores y las personas con enfermedades cardiovasculares.
Mi mente aterriza en aquel momento, pareciese que ha pasado una eternidad desde aquel momento, pero no, solo han pasado cuatro meses.
Ahora me he puesto a pensar: quién diría que un día saldría de la universidad sin saber cuándo regresar, sin saber que sus aulas permanecerían cerradas de manera indefinida, sin saber qué día volvería a ver a mis amigos. Aún hoy, casi cuatro meses después, sigue siendo una incógnita el retorno.
También he pensado en que las clases presenciales, punto focal para el desarrollo integral del proceso de enseñanza-aprendizaje, no son remplazables por la educación virtual; sin embargo, pese a que muchos coinciden con esta posición, es innegable que gracias a que se mantiene la enseñanza en línea, la comunidad universitaria ha podido sobrellevar de mejor manera el confinamiento social.
Y aunque el contacto con mis más cercanos no se ha perdido gracias al soporte de la era digital, no es lo mismo comunicarse a través de textos, o a través de una pantalla, que sentir la esencia de ellos, percibir sus gestos y movimientos, abrazarlos y decirles qué tanto estimo los lazos de amistad -casi hermandad- que nos unen.
Salud mental y estabilidad emocional, dos aristas esenciales que han salido a relucir a lo largo del distanciamiento social, dos punto que gracias a mi familia, a mi mascota, a mis amigos, y en gran medida, a la universidad, he podido procurar y preservar.
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