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Sobre la visita oficial de AMLO a la Casa Blanca

  • Foto del escritor: David Sánchez.
    David Sánchez.
  • 11 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 14 jul 2020

El canciller mexicano, Marcelo Ebrard, ha confirmado que el gobierno de México ha recibido una invitación oficial por parte de la administración de Donald Trump, para que el jefe del ejecutivo mexicano visite la Casa Blanca los próximos 8 y 9 de julio. Esto, aún en el peor momento de la pandemia, y en dos de los países que se han visto mayormente afectados a consecuencia del COVID-19.


La visita oficial que López Obrador realizará la próxima semana a Washington va a ser histórica y esencial para México, ya que se centrará en dos temas focales -según han señalado ambos mandatarios-. El encuentro es histórico porque es la primera vez que el presidente sale de la República, además del contexto en el que surge (pandemia por COVID-19); esencial para el progreso y desarrollo nacional porque se trata de un diálogo en función de dos temas vitales: la entrada en vigor del T-MEC y la planeación de estrategias entre EU y México en pro de reforzar el mismo, por un lado, y por el otro, la planificación de políticas económicas que ayuden a ambas naciones a enfrentar y superar la rescisión económica que se padece como daño colateral de la pandemia.


Esta invitación ha hecho que las críticas le lluevan sobre mojado al presidente mexicano, pues se asegura que ha tocado fibras muy sensibles al interior de la nación, debido a la remembranza de aquella ocasión en el 2016, en la que Enrique Peña Nieto invitó a Palacio Nacional a un personaje que durante toda su campaña electoral se encargó de tildar a los mexicanos de criminales, violadores y deshonrados. Esa misma persona es hoy presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. Líderes de opinión, políticos, intelectuales, ciudadanos y ciudadanas coinciden en que recibir al entonces candidato a la presidencia fue una vergüenza y humillación para nuestros connacionales y para la propia dignidad del país.


Lo que los críticos de la visita oficial a Washington no ven, es que la relación entre ambos mandatarios ha sido sumamente sana, con respeto mutuo y de gran cooperación a lo largo de los 19 meses en los que Andrés Manuel López Obrador ha estado al mando de la presidencia.


Resulta interesante notar que ahora sí se le da mérito e importancia (misma que emplean para denostar el encuentro Obrador-Trump) a uno de los tantos errores que cometió EPN durante su administración, a diferencia de cuando AMLO estigmatiza la serie de desaciertos y la ola de corrupción con la que se sostuvo el modelo neoliberal, principalmente el sexenio anterior. Es decir, cuando la oposición y los líderes de opinión -que se vieron beneficiados del erario en antiguos sexenios- señalan los errores de EPN es válido y acertado, pero cuando el presidente en turno expresa lo que millones de mexicanos percibieron y piensan en torno a las antiguas formas de gobernar, hay irresponsabilidad.

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